La crisis institucional abierta en Francia por el adelanto de las elecciones legislativas no cesa. Las urnas arrojaron un resultado muy diferente al deseado por el presidente de la República: una clara mayoría del Nuevo Frente Popular en un hemiciclo plural, con la antigua mayoría presidencial salvando los muebles de milagro gracias al Pacto Republicano.
Tras semanas de maniobras para subvertir el resultado electoral, Macron consiguió su objetivo: cerrar las puertas de Matignon al NFP y a su candidata a primera ministra Lucie Castets. Para ello, Macron tejió un gobierno dirigido de Michel Barnier, con el apoyo de Los Republicanos y la antigua mayoría presidencial, sin suficiente respaldo parlamentario, y que vio la luz gracias al beneplácito de la Agrupación Nacional de Marine Le Pen a cambio de una ley de inmigración.
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