Viernes 20 de octubre. Nuestro último día de expedición a los campamentos de refugiados saharauis. Salíamos temprano desde Dajla rumbo a Bojador, así que no hubo tiempo para mucho más que para terminar de hacer las maletas y despedirnos de quienes han sido nuestra familia de acogida durante nuestra estancia aquí. Seguro que echaremos de menos a Tutu, Handi y a los pequeños Yamila y Ahmedu.
El viaje en carretera ya nos lo sabemos de memoria. Llegamos a Bojador pasadas las 12 de la mañana. Se la conoce como el 27, en referencia a la escuela de mujeres 27 de febrero en torno a la cual se fue formando el campamento hasta convertirse en la última de las Wilaya constituida.
Pasamos el día en casa de Hadiyetuz, en una familia amiga de Mili. Su marido, Ergueibi, tiene una historia bastante interesante. Cuando Marruecos invadió el Sáhara tuvo que huir dejando atrás a su familia y no fue hasta 2005 cuando pudo reencontrarse con su madre gracias a un programa de la ONU para familias separadas por conflictos bélicos.
Tuvimos un rato de conversación muy interesante. Ambos nos enseñaron sus papeles de identidad españoles, el DNI, el carnet de conducir... todo expedido en la provincia española del Sáhara. Lo guardan con sumo cuidado como recuerdo de que una vez fueron españoles de pleno derecho, como nosotros. Además uno de sus hijos forma parte de las fuerzas especiales del ejercito saharaui, lo que nos dio también para conversar sobre el tema.
Nos dimos una vuelta por el mercado de Bojador antes de la cena, mientras hacíamos tiempo para salir hacia Rabouni. Finalmente salimos hacia allí a las 23.00 para sumarnos a una caravana con rumbo al aeródromo de Tindouf. La paliza va a ser de campeonato.