Raro es el Ayuntamiento que hoy día no se declara a favor de aumentar la participación de los ciudadanos y ciudadanas de su municipio en algunos ámbitos de política local. Sin embargo, existen muchas y muy diferentes formas de organizar esa participación. Por ejemplo, en nuestra ciudad se vehicula a través de consejos municipales de carácter consultivo, un modelo que se demostró efectivo en su momento pero que ha sido superado por las demandas de una ciudadanía que exige una mayor participación mediante fórmulas de democracia directa.
Buscar la vía de encajar estas nuevas demandas de participación ciudadana con el funcionamiento diario de la administración municipal llevó al equipo de gobierno local a impulsar primero los espacios mixtos participados y, ahora, a comenzar el proceso para la implantación y desarrollo de los presupuestos participativos. Dos formas totalmente novedosas de concebir la relación entre el poder municipal y la ciudadanía activa en nuestra ciudad.
Ambos, espacios mixtos participados y presupuestos participativos, tratan de satisfacer esta demanda de participación impulsando procesos de profundización democrática que permitan a la gente debatir las políticas públicas que desde el ámbito local se desarrollan en nuestra ciudad, posibilitar que la ciudadanía pueda decidir sobre el destino de una parte de los recursos municipales, repartir el poder hacia abajo y devolver la política a la gente.
Puesto que el presupuesto municipal es el instrumento de trabajo más importante para un ayuntamiento, donde se fijan las prioridades de inversión y gasto para todo un año y a través del cual el gobierno local ejecuta sus políticas, creo que de entre todas las iniciativas de participación que pueden impulsarse desde una institución municipal, el presupuesto participativo es la herramienta con mayor capacidad para vertebrar y articular la participación política de la gente en la vida cotidiana de su ayuntamiento. Porque si sometemos al debate y a la decisión de la gente el presupuesto, estamos sometiendo las prioridades políticas a la gente y transformado las relaciones tradicionales de poder que separan a la ciudadanía de sus representantes políticos en las instituciones.
Un presupuesto participativo no solo es dinero. Es nuevos espacios de participación, decisión y profundización democrática local. Es una manera de facilitar desde la administración municipal que las personas se apropien de los asuntos públicos de la ciudad, de la ‘cosa pública’. De construir una ciudadanía con capacidad de organizarse, identificar cuáles son los intereses colectivos y construir soluciones comunes a los problemas generales de la ciudad. En definitiva, un presupuesto participativo es una manera de construir una ciudadanía con conciencia sobre lo común, sobre sí misma y sobre sus potencialidades para transformar su entorno.
La jornada formativa e informativa sobre presupuestos participativos que organiza la Concejalía de Participación Ciudadana este sábado 23 es una gran oportunidad para conocer todo esto y ser partícipes de un hito político, el inicio de un camino que va a marcar un antes y un después en la forma de entender la participación en nuestra ciudad.
Buscar la vía de encajar estas nuevas demandas de participación ciudadana con el funcionamiento diario de la administración municipal llevó al equipo de gobierno local a impulsar primero los espacios mixtos participados y, ahora, a comenzar el proceso para la implantación y desarrollo de los presupuestos participativos. Dos formas totalmente novedosas de concebir la relación entre el poder municipal y la ciudadanía activa en nuestra ciudad.
Ambos, espacios mixtos participados y presupuestos participativos, tratan de satisfacer esta demanda de participación impulsando procesos de profundización democrática que permitan a la gente debatir las políticas públicas que desde el ámbito local se desarrollan en nuestra ciudad, posibilitar que la ciudadanía pueda decidir sobre el destino de una parte de los recursos municipales, repartir el poder hacia abajo y devolver la política a la gente.
Puesto que el presupuesto municipal es el instrumento de trabajo más importante para un ayuntamiento, donde se fijan las prioridades de inversión y gasto para todo un año y a través del cual el gobierno local ejecuta sus políticas, creo que de entre todas las iniciativas de participación que pueden impulsarse desde una institución municipal, el presupuesto participativo es la herramienta con mayor capacidad para vertebrar y articular la participación política de la gente en la vida cotidiana de su ayuntamiento. Porque si sometemos al debate y a la decisión de la gente el presupuesto, estamos sometiendo las prioridades políticas a la gente y transformado las relaciones tradicionales de poder que separan a la ciudadanía de sus representantes políticos en las instituciones.
Un presupuesto participativo no solo es dinero. Es nuevos espacios de participación, decisión y profundización democrática local. Es una manera de facilitar desde la administración municipal que las personas se apropien de los asuntos públicos de la ciudad, de la ‘cosa pública’. De construir una ciudadanía con capacidad de organizarse, identificar cuáles son los intereses colectivos y construir soluciones comunes a los problemas generales de la ciudad. En definitiva, un presupuesto participativo es una manera de construir una ciudadanía con conciencia sobre lo común, sobre sí misma y sobre sus potencialidades para transformar su entorno.
La jornada formativa e informativa sobre presupuestos participativos que organiza la Concejalía de Participación Ciudadana este sábado 23 es una gran oportunidad para conocer todo esto y ser partícipes de un hito político, el inicio de un camino que va a marcar un antes y un después en la forma de entender la participación en nuestra ciudad.