Artículo publicado en El Puerto Actualidad
Hace un par de semanas nos levantábamos con una novedad inesperada: la Comunidad de Propietarios de Vistahermosa decidía de la noche a la mañana cerrar las bolsas de aparcamientos situadas junto a los acceso públicos a la playa de El Buzo, acotando y delimitando el uso de los mismos “solo a propietarios” con la consiguiente sorpresa y enfado de centenares de personas que acudían a disfrutar de esta playa de la ciudad.
Esta decisión, totalmente arbitraria y que sólo puede entenderse desde la óptica de quienes consideran que sus privilegios están por encima de los intereses de la mayoría, se une a la lista de polémicas que han ido salpicando la relación entre esta urbanización privada y el resto de la ciudad.
Quienes tienen algunos años más que yo seguro que recuerdan otra de estas polémicas, como aquel episodio en los años ochenta al que se enfrentó el gobierno progresista formado por PCE y PSOE y que todos/as conocemos como ‘el levantamiento de la valla de Vistahermosa’. Casi es inevitable hacer comparaciones entre ambos casos, diferentes pero que comparten una misma lógica.
Sin entrar en el origen de esta urbanización o la composición social mayoritaria de este enclave, que son de sobra conocidos y que conllevaría una redacción considerable, llama la atención el momento elegido por la Comunidad de Propietarios para cerrar estos aparcamientos: tras escasos quince días de un cambio de gobierno en la ciudad que dio paso a una nueva mayoría progresista y poco después de que éste tomase la decisión de eliminar la Zona Naranja del litoral portuense. Hay ocasiones en que, ante un nuevo gobierno, algunos colectivos tratan de demostrar su fuerza o hacerse notar, con el fin de comprobar cuál es su capacidad de presión para conseguir concesiones en favor sus intereses. Ésta es una de ellas.
La mención a la retirada de la Zona Naranja no es casual. Cuando el Partido Popular implantó este impopular sistema de pago por estacionamiento en las playas de Valdelagrana, Las Redes y El Ancla quienes no podían permitirse pagar por pasar unas horas en la playa no tenían más opción que refugiarse en las playas libres de este peaje. Así, muchas personas, vecinos y vecinas de la ciudad, trabajadores y trabajadoras, gente normal en definitiva, con sus niños/as, sus abuelas, sus butacas de playa, toallas, pelotas y fiambreras con tortilla, se desplazaron a esta parte del litoral portuense, mientras los propietarios de Vistahermosa y los socios del Club de El Buzo veían cómo perturbaban su cómoda paz entre iguales. Un incordio.
Por eso, restituido el aparcamiento gratuito en Valdelagrana, Las Redes y El Ancla, era el momento oportuno para tomar medidas. Aquí es donde aparece la decisión de cerrar los aparcamientos junto a El Buzo. Afortunadamente, en las negociaciones mantenidas entre el gobierno municipal y la Comunidad de Propietarios de Vistahermosa se ha acordado dejar sin efecto el cierre de estas bolsas de aparcamiento que permanecerán abiertos durante el verano, si bien los representantes de esta urbanización privada anunciaron que no renunciaban a un derecho que consideran “legítimo”.
El cierre de estos aparcamientos ha sido un golpe sobre la mesa con dos objetivos: por un lado, escenificar una muestra de fuerza ante la llegada de una nueva mayoría de gobierno a la ciudad, y por otro, tratar de imponer una medida disuasoria destinada a desviar a los/as usuarios/as a otras playas del entorno, reservando un espacio privilegiado a los propietarios de esta urbanización. En definitiva, un intento más de tratar de perpetuar un modelo de corte clasista incompatible en una ciudad en pleno Siglo XXI.