El domingo, tras seguir la histórica jornada electoral en Grecia, comentaba en Facebook que la victoria de SYRIZA era sin ninguna duda una buena noticia porque abre una puerta a la esperanza no solo para el pueblo griego, sino también para los pueblos del sur de Europa. Pensaba escribir algo al respecto, pero básicamente, lo que yo quería contar lo ha contado antes Javier Parra. En esencia:
El futuro de Grecia y de Europa se dirimirá durante los próximos meses, por un lado a través de las políticas que lleve a cabo el nuevo gobierno encabezado por Alexis Tsipras, de sumisión, aceptación o confrontación con la Unión Europea, y por otro con la movilización social en la calle para forzar políticas en favor de la clase obrera y las clases populares.
Por primera vez que la izquierda radical llega al gobierno de un país de la UE y la OTAN, con intenciones de acabar con el sometimiento a las criminales políticas neoliberales del FMI. Normal que este hecho genere ilusión y alegría a raudales. Pero lo difícil para SYRIZA empieza: gobernar, o peor aún, gobernar en minoría. La tarea que tiene por delante Tsipras es titánica. Tiene que demostrar todo aquello que ha hecho que SYRIZA llegue al gobierno, que es una fuerza rupturista, que no es la nueva socialdemocracia griega que sustituye al PASOK en el sistema bipartidista griego, que después de la ilusión hay alternativas... Y no será nada fácil, llegarán las contradicciones, las críticas a derecha, a izquierda, las presiones, chantajes y amenazas desde Europa...
Pero no hemos de dejarnos llevar por la efervescencia del momento y por las esperanzas y alegrías desatadas por histórico triunfo de SYRIZA en Grecia. Los cambios y las revoluciones no llegan desde las instituciones si no existe movilización social ni poder popular organizado capaz de forzar a que los/as representantes públicos gobiernen pensando en la gente y no en las élites.
Tras las elecciones el pueblo seguirá del otro lado. En los años que Syriza, con un 27%, ha estado en la oposición, ha habido una bajada del conflicto social. Nosotros decimos que eso vale para España, donde en el año de la irrupción de Podemos han caído las movilizaciones. La gente piensa que sólo con un voto cambian las condiciones de vida, pero decimos que es importante creer que no hay salvadores ni mesías, la gente ha de salvarse por sus luchas, su decisiones y por enfrentarse a la UE, la OTAN y los monopolios.
Son palabras de Kostas Papadakis, eurodiputado griego del Partido Comunista de Grecia (KKE) en esta interesante entrevista, que incide en la tesis apuntada anteriormente: mantener abierta la brecha que ha provocado el triunfo electoral de SYRIZA será tarea fundamentalmente de los movimientos sociales y las fuerzas sindicales griegas, y como no, del KKE y su Juventud Comunista (KNE). Por ello, también me alegro de que hoy haya más diputados/as comunistas en el parlamento griego.
Coincido con Parra en otra cuestión que apunta en su artículo: Como comunista, si fuese griego seguramente militaría en el KKE y este domingo ese habría sido mi voto. Es difícil negar que la fortaleza organizativa y la experiencia en la lucha obrera de los/as comunistas griegos/as se antojan fundamentales para mantener la tensión y la movilización en las calles en pos de políticas favorables a las capas populares en el proceso político que se abrió el domingo en Grecia.
En fin, y resumiendo, estamos ante aquello que enuncia el artículo de Parra: ante la responsabilidad histórica de SYRIZA y el momento del KKE. Esperemos que ambos estén a la altura, por el bien del pueblo griego, de los pueblos del sur, y de quienes creemos y peleamos por acabar con la Europa de la austeridad y el neoliberalismo.