En las últimas semanas Francia se ha reafirmado en su papel de gendarme del contiene africano. El ejército francés ha desplegado militares en la República Centroafricana, ha lanzado una operación militar en Somalia y ha empezado una guerra abierta en Mali contra los grupos islamistas que controlan el norte del país.
Francia mantiene una presencia militar muy fuerte en África. La antigua potencia colonial conserva vínculos estrechos con casi todos los países de la región, con quienes mantiene además importantes acuerdos en materia de defensa, y se ha asegurado un papel destacado en el continente, últimamente amenazado por EEUU y sobre todo por el empuje de China.
Las tropas del ejército francés han intervenido constantemente en los conflictos internos de las antiguas colonias para proteger sus intereses económicos, políticos, estratégicos etc. Sólo desde el año 2000 Francia ha participado militarmente, en mayor o menor medida, en Costa de Marfil, Chad, la República Democrática del Congo, Camerún, Yibuti o Libia. De De Gaulle a Sarkozy, todos los presidentes franceses ha intervenido militarmente en África, y François Hollande no ha sido una excepción.
Desde finales del mes de diciembre François Hollande se ha puesto el traje de Jefe Supremo de los ejércitos franceses y ha emprendido su aventura militar en África, algo que nadie esperaba de él, y menos aún llevando solo unos meses al frente de la presidencia de la República. Si Hollande decepcionó al hincar la rodilla frente a los poderes económicos, incumpliendo así su discurso de campaña electoral, ahora vuelve a hacerlo constatando que la Françafrique sigue viva.
Hollande ha abierto tres frentes en el continente africano con tres intervenciones muy diferentes entre sí en cuanto a objetivos e intereses:
- República Centroafricana. Desde final de diciembre más de 600 soldados del ejército francés han sido enviados a este país con el objetivo de "proteger a los residentes franceses". Las tropas francesas cumplen un papel de interposición entre los rebeldes del Seleka y las tropas de la FACA (el ejército centroafricano) leales al Presidente François Bozizé. Actualmente se están celebrando negociaciones entre las partes para poner fin al conflicto aunque el acuerdo parece lejano: el Seleka exige que Bozizé deje el poder, algo que al actual presidente ni se le pasa por la cabeza.
- Somalia. Una operación comando se llevó a cabo el pasado viernes 11 de diciembre para liberar a Denis Allex, espía francés de la Dirección General de Seguridad Exterior (equivalente al CNI español) cautivo desde hace más de tres años por grupos islamistas. Al más puro estilo "Black Hawk derribado" las tropas de élite francesas lazaron la operación para salvar a Allex y fracasaron: dos soldados franceses murieron y se cree que Allex fue asesinado por sus captores tras la operación de liberación.
- Mali. Desde el pasado viernes el ejército francés ha entrado en una guerra abierta con los grupos islamistas que controlan el norte del país y amenazaban con llegar hasta Bamako, la capital. El Elíseo argumenta que la entrada de Francia en el conflicto busca ayudar a un gobierno amigo e impedir que un "poder islamista" se haga con el control de Mali. Puede ser verdad, pero tampoco es menos cierto que Francia tiene enormes intereses en Mali y en los países de la región. Por ejemplo, Mali tiene enormes reservas de oro (que suponen más del 80% de sus exportaciones) y también en petróleo mientras que el uranio del vecino Níger supone el 40% de las importaciones de Francia para alimentar sus 58 reactores nucleares, que producen dos tercios de la energía del país. De este modo, si Mali cayese los intereses de Francia se verían enormemente perjudicados.
Visto esto, parece que la política exterior de Hollande en África no será muy diferente a la de Sarkozy. Hollande ha decidido mantener intacto el papel imperialista de Francia en el continente en favor de los intereses económicos y geoestratégicos del hexágono. Para la Francia de Hollande África seguirá siendo su patio trasero.
Aún queda por ver el papel que jugará Francia en otras partes del mundo, por ejemplo en el conflicto sirio. No hay esperanzas de que la posición del gobierno socialista francés sea distinta al papel jugado por la Francia de Sarkozy en Libia. De hecho, hace algunas semanas, el propio Hollande comentó la posibilidad de establecer una zona de exclusión aérea en Siria, lo que daría pie a una intervención abierta de la OTAN, tal y como pasó en Libia.
Prácticamente cada día que pasa el espejismo Hollande se desvanece un poco más. Vista desde España, la situación de Hollande y el PS comparte muchos rasgos comunes con Zapatero y el PSOE: llegaron al poder ilusionando a los votantes con discursos de corte socialdemócrata que luego tiraron a la basura para cumplir con las imposiciones del capital, Zapatero retiró las tropas de Irak para llevarlas a Afganistán y Hollande las retirará de Afganistán mientras las despliega por África. Definitivamente la alternancia entre socialdemocracia y neoliberalismo se resume en "cambiar para que todo permanezca igual".