Al parecer las cosas no marchan muy bien en el Nuevo Partido Anticapitalista. Después de que Olivier Besancenot renunciara a ser el candidato del partido a las presidenciales de 2012, la organización busca unirse en torno del nuevo candidato: Philippe Poutou. Obrero del automóvil, Poutou vive a la sombre mediática del carismático Besancenot, lo que no ayuda mucho a la campaña del NPA.
Pero ese no es el mayor problema del NPA. Fundado en febrero de 2009 el NPA surgió con un objetivo: unir a la izquierda a la izquierda del PS en un proyecto anticapitalista. Los problemas comenzaron cuando en las elecciones europeas de ese mismo año apareció en escena un nuevo actor con el mismo discurso: el Frente de Izquierda, impulsado por el PCF y el Partido de Izquierda. El NPA rechazó participar en él (a pesar de la coincidencia de planteamientos y discurso) y ahí comenzaron los dilemas.
Fruto de esa decisión, juzgada como aislacionista por el FDG, surgieron dos escisiones dentro del partido que buscaban una mayor apertura y colaboración con otras fuerzas: Gauche Unitaire en 2009 y Convergences et Alternatives en 2011. Ahora, según recoge el periódico francés Le Parisien el NPA "está rozando la implosión. ¿Dialogar o no con el FDG? ¿Y si se dialoga, cómo? Esas son las cuestiones que perturban en estos momentos a los anticapitalistas, divididos actualmente en tres corrientes".
Mientras la dirección del partido es aún reticente al dialogo con el FDG, otros militantes han empezado por su cuenta los contactos con las formaciones del FDG en busca de crear una gran unión a la izquierda del Partido Socialista para las elecciones legislativas de junio de 2012.
El NPA se encuentra entre la espada y la pared. Si el NPA se hubiera unido al FDG desde el principio la historia sería muy diferente para ambos. Pero no fue así y el NPA eligió el camino de aislarse y "oponerse constantemente al resto de la izquierda" como comenta Pierre Laurent, Secretario Nacional del PCF, en su libro 'Le nouveau parí communiste'. Dos años más tarde, el NPA deberá volver a plantearse qué hacer: seguir el camino de la lucha en solitario o buscar el entendimiento con el resto de fuerzas de la izquierda anticapitalista francesa. Ese es el eterno dilema del NPA.